“¡Estoy estresada!”, bien podría considerarse una de las frases más comunes entre las mujeres que lidian con plazos, responsabilidades y exigencias que nunca se acaban.
¿Pero sabías que el estrés tiene varias caras? Una es tu salvavidas en situaciones de peligro y te da empuje, mientras que la otra te lleva al colapso físico y emocional.
En este post, detectarás el tipo de estrés al que te enfrentas, cómo se activa y qué puedes esperar de él.
¿Tienes estrés agudo o crónico?, descúbrelo.
Entendiendo el estrés agudo
También conocido como estrés a corto plazo, es el que desencadena la respuesta de "lucha o huida", ante una amenaza física y/o emocional, real o imaginaria.
Es la misma respuesta que desarrollaron nuestros ancestros cuando los perseguía un dinosaurio. Solo que, ahora, se activa cuando estás a punto de perder tu vuelo, te quedas atrapada en el tráfico o te imaginas que tu pareja te dejará por otra más joven.
El estrés agudo también puede provenir de situaciones positivas, como el entusiasmo para levantarte y enfrentar el día, la emoción de lanzarte en paracaídas o presentar el proyecto de tus sueños a unos inversionistas.
Lo cierto es que el estrés agudo es de los menos dañinos y, también, el más común. De hecho, puedes experimentarlo varias veces, desde que te levantas hasta que te duermes.
El proceso que activa el estrés agudo
El estrés agudo produce una cascada de sensaciones emocionales y respuestas en tu organismo, que pueden manifestarse en segundos, minutos o incluso horas.
- Cuando tu cerebro percibe una amenaza, libera grandes cantidades de cortisol y otras hormonas relacionadas con el estrés.
- Esto pone a tu cerebro en alerta máxima, tensa tus músculos, acelera tu corazón y ritmo respiratorio para que puedas hacer frente o huir del peligro.
- Después de que la amenaza desaparece, tus niveles de cortisol disminuyen y regresas a tu estado natural de calma y equilibrio.
Reconoce los síntomas de este tipo de estrés
Debido a que es a corto plazo, no tiene tiempo suficiente para causar daños importantes.
Sin embargo, pueden presentarse síntomas pasajeros, como:
- Latido del corazón rápido.
- Respiración más profunda y rápida.
- Sensación de estar alerta.
- Temblores e incluso náuseas, entre otros.
Pero cuidado, no debes bajar la guardia.
Si experimentas muchos eventos de estrés agudo durante el día, activas constantemente la respuesta de estrés. Y eso puede llevarte por una vía directa con destino al estrés crónico.
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Estrés crónico: una carga invisible que impacta tu vida diaria
Una pandemia mundial, una ruptura amorosa, la enfermedad prolongada de un ser querido o los cambios que notas en tu cuerpo a causa del desbalance de tus hormonas.
Existen infinidad de situaciones activan el estrés crónico.
Es una versión intensificada y duradera del estrés agudo; por eso, se le conoce como estrés a largo plazo.
Pero la gran diferencia con el estrés agudo está en que el estrés crónico no te abandona.
Al contrario, te desgasta poco a poco, causando efectos destructivos para tu cuerpo y mente por semanas o, incluso, años.
Las causas ocultas detrás del estrés crónico
El estrés crónico no está ligado a un momento en particular. Más bien, responde a un problema persistente o a una combinación de situaciones que están presentes, día tras día.
A veces, se debe a situaciones generales, como una crisis financiera global o algún desastre climático.
Pero si lo miras bien, cada persona en particular se enfrenta al estrés crónico, por situaciones específicas que viven día tras día:
- Relaciones difíciles con la familia, compañeros de trabajo y otras personas cercanas.
- Dificultades económicas
- Enfermedades familiares y eventos emocionalmente agotadores.
- Situaciones intensas y traumáticas, como accidentes, abuso físico o emocional, un divorcio o la muerte de un ser querido.
- Entornos ruidosos, contaminados, abarrotados o espacios públicos insalubres.
- Estrés en el trabajo por sobrecarga de tareas, falta de control o de apoyo.
- Los cambios hormonales de la premenopausia, perimenopausia y menopausia.
Cómo se activa el estrés crónico en el cuerpo
Si permaneces estresada durante mucho tiempo, tu cuerpo tiene dificultad para activar la respuesta de relajación que necesitas para recuperarte.
Eso significa que seguirás segregando cantidades excesivas de cortisol ¡sin parar!, lo que puede generar numerosos efectos negativos en tu salud general y bienestar emocional.
Si este círculo vicioso dura mucho tiempo, aunque empieces a tomar medidas ahora para reducir tu nivel de estrés, necesitarás meses o incluso años para reparar el daño.
El estrés crónico te afecta en lo físico y emocional
La gente puede superar bien los episodios leves de estrés, gracias a las defensas naturales del cuerpo para adaptarse a los cambios.
Sin embargo, cuando hablamos del estrés crónico, te afecta tanto en lo físico como en lo mental, de varias maneras:
- Preocupación o ansiedad excesiva.
- Bajo estado de ánimo o energía.
- Falta de apetito, o un mayor deseo de darte atracones.
- Problemas digestivos como acidez estomacal o estreñimiento.
- Problemas para dormir.
- Pensamiento desenfocado o confuso.
- Mal humor.
- Bajo deseo sexual, entre otras.
Por si fuera poco, un estudio reciente reveló que el estrés crónico, a largo plazo, puede y causar trastornos inmunológicos y respuestas inflamatorias que pueden devenir en cáncer.
Para qué reconocer si es estrés agudo o crónico
Entender las diferencias entre ambos tipos de estrés es esencial para tu bienestar mental y físico.
Y es que te permite abordar sus causas subyacentes y aplicar estrategias para manejarlo de manera efectiva, y evitar consecuencias negativas que pueden causarte.
Si sientes que el estrés te supera, no dudes en consultar con un especialista.
Recuerda que cuidarte ti misma y prestar atención a tus necesidades emocionales es fundamental para mantener una vida equilibrada y saludable.
Si quieres conocer estrategias para enfrentar el estrés, en mi blog he recopilado varios artículos que, estoy seguro, te ayudarán a recuperar la calma que tanto anhelas.
Hasta la próxima.
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